(Soñé que hubo un cambio en el liderazgo - que es, por supuesto, también un cambio en el liderazgo del mundo. Alguien allá arriba se quedó dormido al volante, y nadie lo despierta ni emite sonido alguno - el sistema está en automático. Si al menos el Admor [Nota del traductor: título rabínico jasídico] de bendita memoria hubiera muerto, pero ¿desaparecer? ¿Cómo proceder ahora? Y abajo, en las vueltas, las quejas no cesan: ¿por qué precisamente nosotros quedamos atrapados entre el final de una época y el comienzo de una era, entre el martillo y el yunque - y entre la computadora y el hombre? Caímos justo en medio entre el exilio y la redención. Alguien tiene que ser el hijo sándwich, pero - ¿¡este es el Mesías!? Y recuerdo la risa tan familiar, desgarrada y andrajosa, del antiguo Admor: bueno, ustedes saben lo que sucede en la generación del desierto)