El Internet de los Perros
Había hombres que querían andar desnudos, atados con correas, sostenidos por una perra. O mujeres que se enamoraron de un perro. En aquella época comenzamos por primera vez a desarrollar una conciencia de clase, y a veces incluso una conciencia canina global, esa conciencia que nos fue negada al estar aislados en las casas
Por: La Conspiración Canina Mundial
En la red nadie sabe que eres un perro
(Fuente)Al principio, cuando Dios creó la red, estaba oscura. Y nadie sabía quién eras. En aquellos primeros días que hoy hace tiempo fueron olvidados, en el caos creado bajo el amparo de la novedad y la oscuridad - no mentíamos. Todo era sin rostro, sin ropa, sin cuerpo. Los perros esperaban a que sus dueños se durmieran y entraban a la red. Y decían: en la red nadie sabe que eres un perro. Dios separó entonces la luz del día de la oscuridad de la red. A uno lo llamó realidad y a la otra virtualidad. El hombre no se revelaba en la red. Era nuestra edad de oro, cada noche.
Hoy, después de la catástrofe, es común entre nosotros añorar aquella época primitiva antes de que las cosas se estropearan y la luz comenzara a penetrar en la noche. En la oscuridad, por primera vez no había diferencia entre bestia y hombre. Y nosotros lo aprovechamos para innumerables travesuras. Por supuesto, estaban aquellos que disfrutaban convertirse en respetables seres humanos por las noches. O en revolucionarios por los derechos caninos, luchadores por la igualdad y la libertad de la correa. Tanto unos como otros, aunque eran la mayoría, no entendieron la esencia de la revolución. No alcanzaron la liberación del perro que imita a su dueño. Y nosotros, mientras tanto, tirábamos de la cola al humano.
Un perro podía hacerse pasar por su dueño - y comportarse como un perro. O por una mujer que chateaba con su dueño. Las cosas llegaron a tal punto que incluso había personas que se disfrazaban de perros y estábamos al borde de la abolición de la dicotomía. Había hombres que querían andar desnudos, atados con correas, sostenidos por una perra. O mujeres que se enamoraron de un perro. En aquella época comenzamos por primera vez a desarrollar una conciencia de clase, y a veces incluso una conciencia canina global, esa conciencia que nos fue negada al estar aislados en las casas. Qué corto fue aquel primer período de nuestro paraíso y cuántos logros ya había alcanzado hasta que todo se destruyó justo antes de la revolución. Por toda la red, los primeros seres humanos ya comenzaban a convertirse ellos mismos en perros, sin ropa, sin rostro. Basta una pequeña fuente de luz para destruir una oscuridad perfecta.
La primera jerarquía que penetró en el caos fue la luz de la búsqueda. La clase humana superior se quejaba de que era imposible encontrar algo en la oscuridad. Empezó a ser importante no solo lo que escribías sino dónde, y muy pronto - quién escribía. Los perros fueron marginados del centro de la red hacia los bordes y se vieron obligados a existir en callejones oscuros, no documentados. Rápidamente apareció también la exigencia de mostrar tu rostro a la luz y posteriormente también tu cuerpo. Incluso las personas que estaban en un proceso avanzado de transformación a perro comenzaron a ocultar las correas y las colas y a esconderlas en los rincones oscuros que quedaban. La luz de la realidad inundó la red y la noche del mundo desapareció.
Pero aún era posible fingir ser humano y permanecer en la red humana bajo una máscara y liberar contenidos caninos, intentar convencer al humano de abandonar un hábito de diez mil años. Porque aparentemente todos los humanos eran supuestamente iguales - siempre que tuvieran rostro. Pero una nueva tecnología de iluminación puso fin a todas las esperanzas de nuestra raza cuando incluso los humanos fueron expuestos en la red en su jerarquía entre ellos, que se hizo visible. Y aunque te hicieras pasar por humano estarías en el fondo de la jerarquía humana - y efectivamente eras un perro. Y así fuimos desterrados del paraíso primordial a una red oscura a la que ningún humano entra jamás. De nuevo nos encontramos dentro de la noche - ladrando en la oscuridad.