La Degeneración de la Nación
El Retorno de la Profecía
En el momento en que se sentía el temblor de la profecía en el profeta, y su miembro era por alguna razón un sismógrafo muy sensible a ello, ella lo reemplazaba con otro temblor. Finalmente, ella accedió a dormir solo cuando el profeta estaba dentro de ella y ella era como su manta, protegiéndolo de la palabra de Dios - y de la ira de las masas
Por: Isaías 2.0
Y después de esto derramaré mi espíritu sobre toda carne. Y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas, vuestros ancianos soñarán sueños (Fuente)
El profeta fue capturado por una mujer. Cada vez que la palabra de Dios comenzaba a llegarle, ella metía la mano en sus pantalones y lo arrastraba por su miembro a la cama, donde lo montaba como a un caballo al revés, sus pechos mareando sus ojos, y la visión no vio. Dios comenzó a intentar alcanzar al profeta por la noche, o en sueños, pero la mujer dormía con el miembro del profeta en sus manos, y en el momento en que se sentía el temblor de la profecía en el profeta, y su miembro era por alguna razón un sismógrafo muy sensible a ello, ella lo reemplazaba con otro temblor.

Finalmente, ella accedió a dormir solo cuando el profeta estaba dentro de ella y ella era como su manta, protegiéndolo de la palabra de Dios, y de la ira de las masas. Al principio, el reino respiró aliviado cuando las profecías de destrucción ya no lo golpeaban, se sintió un alivio en las calles. Pero con el paso del tiempo, un temblor más sutil agrietó el alma del pueblo. La sequía de profecías, que dejaron de caer del cielo, se filtró más que cualquier profecía. ¿Quizás Dios está enojado con nosotros? Y si es así, ¿por qué dejó de hablarnos? En el pasado su palabra caía sobre nosotros con más exigencias de las que podíamos soportar, y ahora no pide nada, y el silencio es más duro que cualquier exigencia. Los cielos dejaron de hablar, y de comer sacrificios, y finalmente nos tragarán vivos.

Se declaró un ayuno de tres días en el reino, y la gente comenzó a buscar la palabra de Dios en las viejas profecías del profeta, a las que nadie había escuchado, y pocos recordaban, y las cosas se distorsionaron mucho. Finalmente comenzaron a aparecer escritos en el reino, que se afirmaba eran la palabra del profeta, y en el estilo no había posibilidad de error, pero el contenido provocaba terror: no profecías de destrucción, sino profecías de lujuria.
Cultura y Literatura